Discurso del Doctor Carlos Caballero Argáez, Codirector del Banco de la República.
Discurso del Doctor Carlos Caballero Argáez, Codirector del Banco de la República, en la inauguración de la Biblioteca Consuelo Araujo Noguera Valledupar.
Es muy honroso para mí como persona y como miembro de la Junta Directiva del Banco de la República - y en su representación - inaugurar esta noche la Biblioteca del Banco en esta ciudad que se ha decidido lleve el nombre de Consuelo Araujo Noguera.
Conocí a Consuelo Araujo Noguera, a la "Cacica", tarde en la vida y en una condición bastante especial. Fuimos compañeros en el gabinete ministerial del Presidente Pastrana en el año 2000. Recuerdo que nos sentábamos frente a frente y podíamos comunicarnos con la mirada. Algún día llegamos de primeros a la reunión y nos pusimos a conversar; me preguntó si había venido al Festival Vallenato y me regañó por "cachaco" cuando le contesté que no pero que eso no era lo más grave: que yo no conocía Valledupar. Quién dijo miedo. Inmediatamente me dijo que ella me traería a Valledupar. Lo que jamás imagine, porque no era imaginable, es que me traería a su tierra, a inaugurar la biblioteca que desde hoy lleva su nombre, y que no estaríamos aquí, con ella.
Salimos el mismo día, y a la misma hora, del gabinete. Yo entré inmediatamente a la Junta Directiva del Banco de la República. Y no la volví a ver. Pero de lo que sí puedo dar fe -como otros lo han hecho ya con más autoridad que la mía - es que su sangre era de una composición diferente a la del resto de colombianos. Porque llevaba un sentimiento de Colombia, que no he percibido nunca en nadie más, y que la convertía en la más autóctona de las mujeres colombianas. Irradiaba ese sentimiento en todo momento y en toda ocasión. Al hacer un comentario en el Consejo de Ministros, sin timidez alguna, o al estar en contacto con las gentes sencillas de San José del Guaviare como pude comprobarlo cuando el Presidente y ella inauguraron un centro cultural en esa población y, por una de esas casualidades de pertenecer a un gobierno, yo hacía parte de la comitiva presidencial que se desplazó hasta allí hace un par de años.
"Creo, sin exagerar, que entre los muchos homenajes que se le han rendido a la "Cacica" el que le hacemos esta noche es de los más trascendentales para ella y para la región que tanto amó. Porque la apertura de la Biblioteca Consuelo AraujoNoguera del Banco de la República es un acontecimiento cultural y uno de los hechos más significativos de la historia cultural de Valledupar y el Cesar. Esta ciudad es el centro de una región de gran creatividad, donde los jóvenes crecen soñando con ser músicos o artistas. Este departamento conforma también una zona de grandes perspectivas de desarrollo económico, sobre todo en el campo de la agroindustria. El Banco de la República se vincula culturalmente, entonces, a una región a cuyo progreso ha estado ligado desde 1970.
Los cambios en la función económica del Banco de la República, consagrados por la constitución de 1991, han transferido a la banca privada muchas de las actividades de crédito que en algún momento ejerció el Emisor y que yo recuerdo particularmente bien por haber sido el último director del Fondo de Promoción de Exportaciones, PROEXPO, que financiaba la producción del algodón en el Cesar. Esta situación ha sido convertida por el Banco en una oportunidad para consolidar en varias de sus sedes regionales el sistema de bibliotecas, que encabeza la Luis Ángel Arango y que atenderá en este año casi siete millones de lectores. En los últimos meses se han abierto las sedes de Santa Marta, Popayán, Buenaventura y Sincelejo. En el transcurso del año se darán al servicio las de Florencia y San Andrés. Con ellas el Banco ofrece una herramienta de gran eficacia para el mejoramiento de la calidad de la educación y para el desarrollo de una cultura nacional más rica y creadora, basada en un conocimiento más profundo de nuestras raíces y una amplia apertura a las corrientes universales del arte, el saber y la literatura.
Esto no es indiferente desde el punto de vista económico. En una sociedad donde las ventajas comparativas que consolidan una ciudad o una región dependen en gran parte de la habilidad para apropiarse de las tecnologías más avanzadas, la riqueza en la formación intelectual y la capacidad de aprendizaje continuo de sus habitantes - a lo largo de toda la vida - son elemento esencial de desarrollo económico y social. Esta biblioteca será, por ello, tan importante para el progreso material de la región como los mecanismos de fomento productivo que en otras épocas administró el Banco de la República.
Más que del Banco, esta biblioteca debe considerarse patrimonio de toda la comunidad. De los jóvenes estudiantes, que buscarán en ella, en libros, materiales audiovisuales y archivos digitales recreación, información y conocimiento. De todos los miembros de la comunidad, hombres y mujeres, que enriquecerán su espíritu, sus conocimientos, su capacidad para el trabajo al disponer aquí de una amplia colección bibliográfica y de materiales sobre la historia y las tradiciones culturales locales y universales. Su desarrollo, que la convierta en la biblioteca que la ciudad necesita, que satisfaga las necesidades de todos, depende de la colaboración de la ciudadanía, de las autoridades locales, del sistema escolar. Para que sea útil para todos, debe ser construida con el apoyo de todos."
La "Cacica" representó muchas de las virtudes que esta biblioteca debe inspirar. Contribuyó con gran éxito al conocimiento y la divulgación de la cultura, la música y el idioma locales como investigadora, con sus libros y artículos, que estarán disponibles en estas estanterías, y como incansable organizadora cultural, con el Festival Vallenato y otras empresas de promoción y difusión del patrimonio regional. Su memoria debe estimular el interés por un conocimiento más completo y sistemático de la cultura local, de sus orígenes y de su situación actual. Ella fue víctima de una violencia enloquecida, que intenta destruir mucho de lo que los colombianos han construido.
El Banco de la República, al inaugurar esta sede y darle su nombre, no sólo quiere recordar a Consuelo Araujo Noguera: quiere honrar su memoria con lo que es un acto de paz por excelencia: la apertura de un espacio, que debe ser sagrado, para la música y las artes, la literatura, las ciencias. Todo lo que ha hecho que los hombres se acerquen, se conozcan, intercambien sus experiencias y aprendan a convivir pacíficamente.
Bogotá