Informe de la Junta Directiva del Banco al Congreso de la República

En este informe se señalan los resultados macroeconómicos del primer semestre, las perspectivas para el resto del año y las medidas del Banco en el marco de la emergencia por Covid-19.
Fecha de publicación:
18:18
En Colombia, al igual que en el resto del mundo, la pandemia del Covid-19 ha causado un daño grave a la salud y al bienestar de las personas. Para limitar ese daño ha sido necesario que autoridades locales y nacionales decretaran el confinamiento en sus hogares de grandes sectores de la población por períodos prolongados. 
 
Una consecuencia inevitable de ese aislamiento ha sido el desplome de la actividad económica, del gasto y del empleo, fenómeno que ha golpeado a muchos países del mundo afectados por la enfermedad. Es una crisis sin precedentes en tiempos modernos, no tanto por su intensidad (que, sin duda, es inmensa), sino porque su origen no es económico. 
Eso es lo que la hace tan impredecible y difícil de manejar. Desde luego, sus consecuencias económicas son enormes. Los gobiernos y bancos centrales de todo el mundo luchan por mitigarlas, pero la solución definitiva no está en manos de las autoridades económicas. Solo la ciencia nos dará una salida.
 
Entretanto, los indicadores económicos en Colombia y en el resto del mundo causan preocupación. Las caídas del producto, la pérdida de cuantiosos puestos de trabajo, y el cierre de empresas de todos los tamaños se volvieron noticias cotidianas. A esto se suma el deterioro de las condiciones financieras internacionales y el aumento en los indicadores de riesgo. La volatilidad financiera se ha incrementado y los índices accionarios han caído. Ante la menor demanda global, los precios de exportación de las materias primas se han reducido, afectando los términos de intercambio para los países productores. Las remesas de trabajadores han disminuido debido al aumento del desempleo en los países desarrollados. 
 
Esta crisis también ha generado una fuerte reducción del comercio internacional de bienes y servicios, y afectaciones a las cadenas globales de valor. 
 
Los bancos centrales en el mundo han reaccionado con contundencia y rapidez mediante fuertes inyecciones de liquidez y significativos recortes a las tasas de interés. Hacia mediados de julio esa decidida respuesta había logrado revertir buena parte del deterioro inicial de las condiciones financieras. Las bolsas de valores detuvieron su caída, y en varios países mostraban recuperaciones importantes. Las primas de riesgo, que al inicio de la crisis dieron un salto inusitado, registraban correcciones sustanciales. Algo similar ocurría con los índices de volatilidad de los mercados financieros internacionales, que mostraban una mejoría significativa. La flexibilización de las medidas de confinamiento en algunas economías, la amplia liquidez global y las medidas de política fiscal han contribuido a la mejora de las condiciones financieras externas, aunque con indicadores que aún no retornan a sus niveles pre-Covid.