Revista del Banco de la República - Revista Banco de la República de octubre de 2012
En esta nota se destaca la importancia de la estabilidad macroeconómica para el crecimiento económico. Se discute el concepto de estabilidad macroeconómica y los instrumentos para lograrla, su relación con el crecimiento, y los aspectos de dicha correspondencia con base en la experiencia suramericana reciente y, en particular, de Colombia.
La estabilidad macroeconómica comprende dos aspectos: primero, el crecimiento estable de la economía, sin fuertes fluctuaciones de la actividad económica, como recesiones o auges insostenibles y, segundo, la estabilidad de precios, entendida como una inflación baja y estable.
¿Cómo se logra que una economía tenga estas dos características de manera simultánea? En el esquema de inflación objetivo, si se espera que la economía crezca muy lentamente o que la inflación sea inferior a la meta, el banco central estimula la economía bajando la tasa de interés de política. Tasas de interés bajas generan más gasto, más inversión y esto impulsa el crecimiento económico y la inflación. Por el contrario, si la economía está creciendo muy fuertemente (está “recalentada”) o si la inflación amenaza con convertirse en un problema, desviándose por encima de la meta de inflación, el banco central sube la tasa de interés. Esto ayuda a quitarle fuerza a la economía y a que baje la inflación, incrementando el costo del endeudamiento y disminuyendo los precios de los activos y las expectativas de inflación.
La política monetaria es, entonces, el instrumento básico empleado por los bancos centrales para mantener la inflación cerca de la meta (baja y estable) y contribuir a que el crecimiento económico siga una senda sostenible. Una política monetaria sana, sin embargo, no es condición suficiente para alcanzar un crecimiento estable de la economía. Se necesita también el apoyo de otras políticas, en especial de la fiscal y la financiera.
En efecto, diseñar y ejecutar una política fiscal responsable hace más efectiva la política monetaria. Por ejemplo, cuando los niveles de deuda pública o déficit son muy altos, el banco central puede tener dificultades para bajar las tasas de interés debido a que los inversionistas demandan primas de riesgo mayores. En contraste, una política fiscal responsable mejora la credibilidad de las políticas, baja las primas de riesgo y facilita que el banco central tome las acciones necesarias para apoyar la economía. Segundo, un manejo sano de las finanzas públicas asegura que los gobiernos no inflarán la economía en el futuro por medio de gastos públicos elevados o no dejarán de pagar su deuda. Cuando la situación fiscal es insostenible, o cuando así lo cree el mercado, la confianza se pierde rápidamente y los ahorradores e inversionistas buscan salir de los activos a toda costa, lo cual puede generar una crisis.
Por otra parte, una inflación baja y estable per se no garantiza la estabilidad financiera, como lo demuestra la experiencia reciente de un buen número de economías avanzadas. Durante cerca de dos décadas mantuvieron una inflación baja y estable, pero en 2007 comenzó a manifestarse lo que sería la crisis financiera más profunda desde 1929. La historia sugiere que las recesiones que siguen este tipo de crisis tienden a ser más profundas y sus recuperaciones, más lentas y débiles.
En consecuencia, para evitar fluctuaciones fuertes de la actividad económica y de los precios es esencial contar con sistemas financieros resistentes y que funcionen de manera adecuada. La política de regulación y supervisión financiera, tanto micro como macroprudencial es, entonces, el tercer pilar de la estabilidad macroeconómica.
En síntesis, la estabilidad macroeconómica tiene un doble componente: la estabilidad de precios y la suavización del ciclo económico. Los instrumentos para lograrla y mantenerla son la política monetaria, fiscal y de regulación y supervisión financiera. Estos instrumentos, que se refuerzan mutuamente, van dirigidos a mantener la estabilidad de precios, la sostenibilidad fiscal y la estabilidad financiera.