Expectativas de inflación

Las expectativas de inflación hacen referencia al nivel de inflación que los agentes económicos esperan a futuro; es decir, las estimaciones que los individuos o grupos hacen de los incrementos futuros sobre los precios de los bienes y servicios que los hogares consumen con mayor frecuencia. Las expectativas de inflación se miden, principalmente, mediante encuestas a los diferentes agentes del mercado (analistas, empresarios, sindicatos, etc.), así como por las medidas derivadas de los títulos de deuda pública del mercado local (diferencia de rendimiento entre los bonos de deuda pública indexados y nominales, conocida como breakeven-inflation).

Las expectativas desempeñan un papel muy importante en la formación de la inflación, por lo que la credibilidad de las decisiones del Banco de la República para el cumplimiento de la meta de inflación permite anclar dichas expectativas de los agentes económicos y disminuye la incertidumbre sobre el rumbo que pueda tomar la inflación más adelante. Lo anterior refuerza y acelera la transmisión de la política monetaria.

Si, por ejemplo, las familias o las empresas esperan que la inflación en el futuro aumente en cierto porcentaje, digamos en un 3 % anual, seguramente incorporarán esas expectativas en sus negociaciones salariales, acuerdos con proveedores, ajustes contractuales de precios, entre otros, lo que al final se traducirá efectivamente en un incremento cercano a ese 3 %.

El control de las expectativas por parte de la autoridad monetaria depende de varios factores, como son la credibilidad institucional, la claridad en la comunicación y una educación económica que ayude a comprender las decisiones de política monetaria. Estos factores son pilares fundamentales en los esquemas actuales de política monetaria que buscan influir en las expectativas de inflación de los agentes económicos para su toma de decisiones.