Los Beneficios Ocultos del Proceso de Paz: El Caso de la Violencia Sexual

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La serie Borradores de Economía es una publicación de la Subgerencia de Estudios Económicos del Banco de la República. Los trabajos son de carácter provisional, las opiniones y posibles errores son responsabilidad exclusiva del autor y sus contenidos no comprometen al Banco de la República ni a su Junta Directiva.

Autor o Editor
Ana Maria Diaz
Luz Magdalena Salas
Ana María Tribín-Uribe

La serie Borradores de Economía, de la Subgerencia de Estudios Económicos del Banco de la República, contribuye a la difusión y promoción de la investigación realizada por los empleados de la institución. En múltiples ocasiones estos trabajos han sido el resultado de la colaboración con personas de otras instituciones nacionales o internacionales. Esta serie se encuentra indexada en Research Papers in Economics (RePEc).

Fecha de publicación

Los resultados y opiniones contenidas en este documento son de responsabilidad exclusiva de los autores y no comprometen al Banco de la República ni a su Junta Directiva. 

RESUMEN NO TÉCNICO

Enfoque: a principios de 2012, el Gobierno Nacional inició un proceso de paz con el grupo insurgente FARC y, poco después, éste declaró un alto al fuego unilateral. Las negociaciones duraron cuatro años y en noviembre de 2016, el Gobierno y las FARC firmaron el acuerdo final cuyo propósito era la construcción de una paz estable y duradera. Sin embargo, la violencia en el país no se reduce al enfrentamiento entre los actores mencionados, pues otros actores armados ilegales (grupos guerrilleros, paramilitares, delicuencia común y organizada, etc.) continúan perpetrando actos violentos y buscando control territorial con propósitos diversos. Según la Unidad de Víctimas, el conflicto interno dejó casi nueve millones de víctimas, lo que representa aproximadamente el 20% de la población colombiana.

El acuerdo de paz brinda la oportunidad para estudiar sus efectos en la población afectada, respecto a algunas variables importantes. Una de ellas es la violencia sexual.

Contribución: la literatura reconoce que la violencia sexual perpetrada contra las mujeres podría usarse como un ‘arma de guerra’.  La violencia sexual se ha estudiado principalmente en el contexto de guerra. Sin embargo, existe evidencia limitada sobre la situación de este tipo de violencia contra las mujeres después del conflicto.

Colombia no ha sido una excepción en el uso de violencia sexual en el marco de su conflicto armado. Según las Naciones Unidas, la confrontación interna en el país dejó más de 24.576 víctimas registradas de violencia sexual. Una encuesta realizada por Oxfam en 2009 describió la situación de violencia sexual en Colombia: encontró que en municipios en conflicto,  22% de las victimas informó que un actor armado era el autor y  que solo 9 de cada 100 mujeres víctimas de estos delitos los denuncian a las autoridades, lo que indica que la magnitud del problema es sustancialmente mayor que la informada en las cifras.

Este artículo contribuye a la literatura porque aporta al análisis de las violencias en contra de las mujeres en un escenario posterior al conflicto. Puntualmente, exploramos la violencia sexual en el posconflicto. De hecho, el reciente acuerdo de paz colombiano es un experimento natural que permite explorar los cambios en la violencia sexual después de cinco décadas de conflicto.

Resultados: dos años después de la firma del acuerdo de paz, los resultados de este trabajo muestran una reducción significativa en la violencia sexual, medida como la tasa de agresiones sexuales por cada 100 mil habitantes. Durante el conflicto, la tasa de violencia sexual fue mayor en los municipios que solían tener actividad subversiva de las FARC en contraste con otros municipios, y se mantuvo más alta inmediatamente después del proceso de paz, como resultado del entorno violento que se vivía en esas poblaciones. Sin embargo, dos años después de la firma del acuerdo, la incidencia de agresiones sexuales se redujo significativamente en los antiguos municipios con presencia de las FARC, gracias a la desmovilización de este grupo guerrillero y, posiblemente, como resultado del proceso de reconstrucción de las comunidades. También encontramos evidencia de que esta disminución no es el resultado de una caída en las denuncias por parte de las víctimas. Este resultado sugiere que la violencia sexual era una estrategia de guerra utilizada parte de las FARC durante el conflicto.