Econo-cimientos: ¿Qué es la brecha del producto?
Con el fin de explicar el segundo objetivo de la política monetaria del Banco de la República (“[…] y propender porque la economía pueda crecer al máximo nivel de sus capacidades”), en la pasada edición de Econo-cimientos1 brindamos una explicación sencilla sobre el producto interno bruto (PIB), su definición por componentes, la diferencia entre valorar la producción con precios corrientes o constantes (PIB nominal o PIB real, respectivamente) y algunas consideraciones adicionales en términos de ajustes para capturar de una mejor manera la información que trae consigo este indicador de la actividad económica.
Contando con esta información básica, en esta edición de Econo-cimientos pasamos a explicar dos conceptos importantes que nos permiten entender de mejor manera el segundo objetivo de la política monetaria: las estimaciones del producto potencial y de la brecha del producto, así como sus implicaciones e importancia para el manejo macroeconómico del país.
Al abordar cualquier informe económico del Banco2, nos encontramos con cierta información que parece complicada pero, al entenderla (como lo haremos en estas líneas) ya no lo es tanto. Por ejemplo: “[…] la economía está produciendo por encima de su capacidad […]”, “[…] hay capacidad ociosa de la economía […]”, “[…] la brecha del producto negativa justifica la postura expansiva de la política monetaria […]”, “[…] la economía está convergiendo hacia su potencial […]” o “[…] hay excesos de capacidad instalada […]”.
Si bien una persona del común pensaría que esta información es muy técnica y alejada de su realidad, la verdad es que para todos resulta importante entenderla con el fin de comprender, entre otras cosas, la racionalidad de las decisiones de la Junta Directiva, en beneficio de los objetivos de la política monetaria en Colombia3.
Para dar un contexto al lector, iniciemos esta explicación con un ejemplo cotidiano que nos ayudará a comprender los conceptos de producto potencial y brecha del producto.
Todos recordamos a nuestros queridos deportistas Nairo Quintana, Lucho Herrera, Fabio Parra y Egan Bernal, y tenemos muy presentes sus hazañas en las competencias ciclísticas internacionales. Teniendo en cuenta estas competiciones tan exigentes para el cuerpo, imaginemos que, para lograr llegar a la meta, deben mantener un rendimiento parejo a un determinado ritmo de acuerdo a sus capacidades; además de no avanzar excesivamente rápido, pero tampoco muy despacio. Simplemente, deben encontrar ese equilibrio para avanzar a la velocidad que más puedan, sin que su cuerpo se sobrecargue y sin perder de vista al pelotón que va al frente de la competencia.
En este ejemplo, podrían surgir ciertas preguntas: ¿qué pasaría si al iniciar la carrera los ciclistas se montan en sus bicicletas y aceleran a toda velocidad? La respuesta natural es que, al cabo de unos kilómetros, sus cuerpos estarían fatigados y deberían: 1) reducir sustancialmente su velocidad, o 2) parar porque su organismo no les responde. En contraposición podría surgir la segunda pregunta: ¿qué pasaría si nuestros competidores arrancan muy lento (como en la última etapa del Tour de Francia) y continúan de esa manera durante todos los días? La respuesta obvia es que perderían la competencia y no lograrían aprovechar sus capacidades. Cada uno podría llegar a la meta, pero lo harían muy tarde y perdiendo oportunidades.
Pues bien, en este ejemplo, el potencial es ese nivel al que un ciclista profesional puede competir si usa eficientemente todos sus recursos (muscular, pulmonar, concentración, hidratación, equipo, etc.) de tal forma que no se produzcan sobrecargas que le hagan reducir drásticamente su velocidad, ni tampoco avanzar a un ritmo muy lento que lo haga perder la oportunidad de alzarse con la victoria.
El anterior ejemplo puede servir para entender la definición del PIB potencial, la cual corresponde a la cantidad máxima de bienes y servicios finales que una economía puede producir operando a su máxima capacidad, es decir, usando por completo y eficientemente los factores de producción que tiene disponibles (como capital, tierra y mano de obra).
Esta definición conduce a pensar que el PIB potencial es el obtenido utilizando toda la capacidad productiva de la economía, por lo que si el país produce a ese nivel, en principio, no habría cierto recalentamiento de la economía que pudiera generar, por ejemplo, brotes inflacionarios por aumentos persistentes de la demanda. De hecho, los economistas reconocemos al PIB potencial como el valor no inflacionario del PIB, es decir, el valor del producto en el cual no se generan presiones en los precios por encima de cierto nivel. En otras palabras, es el nivel de producción en el que los precios no tienen presiones por encima ni por debajo de cierto nivel objetivo esperado por las autoridades monetarias para el largo plazo.
Con respecto a la definición descrita, es importante aclarar que el valor del PIB potencial no es un dato observable, por lo que no hay alguna autoridad económica o departamento estadístico que calcule el dato y lo publique como un valor oficial. En realidad, es un valor de referencia que se debe estimar y cada analista, investigador o centro de pensamiento puede tener sus propias estimaciones de acuerdo con la información disponible, los parámetros y las metodologías que utilice. Tampoco podría asegurarse que una técnica de estimación es la ideal o exacta debido a que todo dependerá de la información disponible y la dinámica misma de la economía, entre otros aspectos. Sin embargo, la experiencia de quienes están detrás de los modelos y el perfeccionamiento de las técnicas utilizadas permiten tener mayor confianza entre unas y otras estimaciones.
Ahora bien, teniendo claro el concepto del PIB potencial, podemos pasar a definir la brecha del producto. Para entender este concepto, apoyémonos de nuevo en el ejemplo de nuestros deportistas y pensemos en la brecha como la diferencia entre la velocidad a la que efectivamente corren los ciclistas frente a la que habíamos definido como su ritmo potencial (o tendencial). Si la velocidad a la que corren es superior a lo que estimamos que era su capacidad, la diferencia sería positiva; es decir, el ritmo excede a su potencial. Si, por el contrario, corren a una velocidad muy lenta, muy por debajo de su capacidad, la brecha sería negativa.
En el caso de la brecha del producto en una economía, lo podemos analizar de manera análoga, eso sí teniendo cuidado con la precisión y rigurosidad técnica que se use para su medición. Cuando la economía está produciendo por encima de sus capacidades (de su potencial), decimos que la brecha del producto es positiva, y si está produciendo por debajo, se entiende como negativa. Esta brecha se puede expresar en valores del producto, como desviación porcentual del PIB potencial o en porcentajes de crecimiento del mismo, de manera que si, por ejemplo, el porcentaje es positivo, quiere decir que la brecha es positiva, y si es negativo, lo contrario4.
Una economía podría estar operando por encima de su capacidad (b
recha positiva) y correr el riesgo de recalentarse cuando, por ejemplo, existe una alta demanda que lleve a las empresas y trabajadores a producir por encima de sus capacidades. Esto no será sostenible en el tiempo, pues conduce a un agotamiento natural y genera incrementos en los costos de producción que terminarán traduciéndose en un aumento de precios. Por tanto, si la dinámica de una demanda es muy fuerte y persistente en el tiempo, podría ejercer presiones para que aumente la inflación, lo cual estaría en contravía del objetivo misional de la autoridad monetaria (en nuestro caso, el Banco de la República)5.
En otras palabras, el hecho de que la economía opere por encima de su nivel sostenible coincide con el riesgo de que la inflación se ubique por encima de la meta de inflación que ha definido la Junta Directiva del Banco de la República (3 %). En este caso, y junto a consideraciones y análisis adicionales, una posible decisión de política monetaria pueda ser la de aumentar la tasa de interés de intervención, para reducir los estímulos de liquidez en la economía, estabilizando el gasto y la producción alrededor de su nivel potencial. Todo esto, con el fin de propender porque la inflación pueda converger hacia la meta.
En el caso contrario, una brecha negativa podría ser indicio de que la economía está operando por debajo de su capacidad y que en el país existe una subutilización de los factores de producción, en parte, debido a una baja demanda. Es decir, habría factores de producción que no se estarían usando eficientemente. Esta situación podría sugerir que no existen presiones inflacionarias por el lado de la demanda. Incluso, si la inflación y sus expectativas están controladas (primer objetivo de la política monetaria asegurado), la autoridad monetaria podría estimular la demanda mediante una reducción de su tasa de interés de intervención.
Tanto en el caso de una brecha positiva como en el de una brecha negativa es normal pensar que la situación es ineficiente debido a que el ideal es estar operando en el potencial y no por encima ni por debajo. Sin embargo, la dinámica misma de la economía origina estas fluctuaciones y es tarea de las autoridades económicas orientarla para que converja a operar al máximo nivel de sus capacidades (segundo objetivo de la política monetaria).
Cabe anotar que la brecha del producto, al igual que el PIB potencial, se estima y no es un dato observado ni publicado oficialmente por una autoridad económica o estadística. Para su estimación, las autoridades pueden hacer uso de toda la información disponible, tales como encuestas, indicadores del mercado laboral y del comercio exterior, formación bruta de capital, entre otras.
Por otro lado, resulta importante entender dos tipos de mensajes que suelen producirse desde el Banco y que podrían confundirse o interpretarse de manera equivocada por la opinión pública: los niveles y las tasas de crecimiento de estas variables.
Cuando hablamos de niveles (medidos por billones de pesos reales)6, si el nivel del PIB observado es mayor a la estimación del PIB potencial, estamos ante una brecha positiva del producto. Mientras que, si el PIB potencial está por encima del PIB observado, tendríamos una brecha negativa, tal como lo explicamos en las líneas anteriores. Por su parte, las tasas de crecimiento de ambas variables nos van a servir para entender las convergencias en el futuro. Por ejemplo, si nos encontramos en una coyuntura en que tengamos una brecha negativa del producto, establecer las tasas de crecimiento de ambas variables es fundamental para saber si esta brecha se está ampliando o, en el mejor de los casos, se está cerrando (convergiendo el PIB observado hacia su potencial).
En otras palabras, si la economía está produciendo por debajo de su capacidad (brecha negativa), pero se observa que está creciendo más rápido que la estimación de su potencial, la brecha se va cerrando y ese exceso de capacidad instalada se irá utilizando para que la economía opere hacia futuro en su máxima capacidad. En cambio, si tenemos una brecha positiva del producto (nivel del PIB observado por encima de su capacidad) con una tasa de crecimiento del PIB observado menor al del PIB potencial, ello nos indica que la economía está convergiendo a operar a plena capacidad, por lo que las presiones inflacionarias de demanda se estarían diluyendo.
Para finalizar, volvamos a revisar esas expresiones típicas de los informes para validar si la explicación aportada en esta edición de Econo-cimientos fue efectiva para la comprensión de estos mensajes: “[…] la economía está produciendo por encima de su capacidad […]”, “[…] hay capacidad ociosa de la economía […]”, “[…] la brecha del producto negativa justifica la postura expansiva de la política monetaria […]”, “[…] la economía está convergiendo hacia su potencial […]” o “[…] hay excesos de capacidad instalada […]”.
Para tener en cuenta
- La Constitución política de 1991, en su artículo 373, definió el mandato constitucional: “[…] El Estado, por intermedio del Banco de la República, velará por el mantenimiento del poder adquisitivo de la moneda […]”. Por su parte, la Sentencia C-481 del 7 de julio de 1999, complementa que: “[…] la actividad del Banco para mantener la capacidad adquisitiva de la moneda debe ejercerse en coordinación con la política económica general […]”.
- Un primer uso del valor del PIB potencial es que nos permite estimar las brechas que hay entre el valor observado del PIB y su potencial, para tener una medida de las posibles presiones inflacionarias que se estén presentando en el momento del análisis.
- Un segundo uso del valor del PIB potencial es que su proyección hacia adelante indica el valor hacia donde el PIB observado debería converger, una vez los choques que se hayan presentado en la economía se diluyan.
--
1 Econo-cimientos: “El producto interno bruto”.
2 Como el Informe de la Junta Directiva al Congreso de la República, el Informe de Política Monetaria que presenta el equipo técnico del Banco o incluso las Minutas de las reuniones de la Junta Directiva.
3 Econo-cimientos: “Política monetaria”.
4 Para quienes están leyendo este artículo y estén interesados en profundizar en la estimación de la brecha, podemos decir que se puede dividir en dos: la histórica y el pronóstico. La primera se calcula como la diferencia entre el PIB observado y el PIB potencial (tendencial) que resulta del modelo 4GM, mientras que para el segundo se calcula como la diferencia entre la estimación del PIB del equipo técnico y el PIB potencial (tendencial) que resulta del modelo 4GM.
5 Econo-cimientos: “¿Por qué es tan importante controlar la inflación?”.
6 Econo-cimientos: “El producto interno bruto (PIB)”.