Colombia tiene una tasa de criminalidad
excepcionalmente alta. Esta información se sostiene al menos para los últimos 20 años y
se puede comprobar con las cifras sobre asesinatos en Colombia y en otros países.
Mientras que en Colombia la tasa de homicidios fue de 77.5 por cada 100.000 habitantes en
el período 1987-1992, en países como Brasil fue 24.6, Bahamas 22.7, México 20.6,
Nicaragua 16.7, Venezuela 16.4, Argentina 12.4, Sri Lanka 12.2, Perú 11.5, Ecuador 11 y
estados Unidos 8, en un período casi similar (1986-1989) (1), y para mencionar sólo a
los más violentos. Más aún, a lo largo del pasado decenio se agravó notablemente el
fenómeno en Colombia. Así, el número de homicidios pasó de 36 por cada 100.000
habitantes en 1981 a 48 en 1985 y a 80 en 1990 (2).
La alta tasa de homicidios en Colombia no puede asociarse a una situación de guerra civil
ni de violencia política, Aunque en Colombia ha subsistido por más de 40 años una
actividad guerrillera, el número anual promedio de muertos en acciones militares
pertenecientes a las fuerzas armadas regulares o a las guerrilleras en una proporción
casi insignificante del número total de homicidios de los últimos decenios (menos del 1%
en 1993). Más aún, l as actividades de la guerrilla ligadas al narcotráfico y al
secuestro de civiles con fines económicos hacen cada vez más borrosa la línea divisoria
entre la violencia política y la criminalidad. En Colombia violencia y criminalidad son
casi sinónimas en su historia contemporánea y sobretodo en los últimos años.
La explicación de los factores que inciden sobre la criminalidad en Colombia tiene, por
tanto, gran importancia en la actualidad. En efecto, de un diagnóstico correcto de los
problemas de inseguridad y criminalidad pueden resultar las políticas correctivas, tan
necesarias en un ambiente de impunidad y pesimismo.A fin de comprender menor la hipótesis
y los resultados de este trabajo es conveniente recapitular, en forma breve, los temas y
las ideas dominantes al respecto en Colombia.
Con tal objeto, y a riesgo de sobre simplificar una extensa y respetable literatura, se
pueden distinguir cuatro grandes vertientes que tratan de explicar, en forma separada o
conjunta, la violencia en Colombia. Ellas son las siguientes:
1) Un buen grupo de estudios señala que la violencia ha llegado hacer un fenómeno
secular, habitual y propio de la vida colombiana. Según estos, atrás, en algún momento
del pasado, se produjo un "pecado original" que desató una ola que no ha
cesado. Este "pecado original" es, dicen algunos, un evento político, una
guerra civil o un magnicidio. Para otros, consiste en algo genético (como la herencia de
los Pijaos) o cultura que ha signado la vida del país. Según otras conjeturas es el
resultado de la pugna entre los partidos, la lucha por la tenencia de la tierra o un
defecto o deformación de algunas instituciones.
2) Un segundo grupo de estudios, bastante numeroso, señala a la pobreza como la causa o,
al menos el caldo de cultivo del avance de la violencia y la criminalidad. Este enfoque ha
sido aceptado y difundido inclusive por varios gobernantes del país, y hace parte de la
sabiduría convencional.
3) Un tercer grupo considera la "No presencia del Estado" como la causa de la
violencia en Colombia. Bajo esta aproximación, la "ausencia del Estado" se
refiere a la carencia de aparatos públicos de prestación de servicios sociales, a la
ausencia de oficinas regionales del Ministerio de Trabajo y a la falta de infraestructura
de vías acueductos y telecomunicaciones. Pero, sobre todo, esta tesis hace énfasis en la
inexistencia de mecanismos de participación ciudadana que puedan congregar a las
comunidades locales y comprometerlas en proyectos de acción política pacífica. Esta es
la explicación que ofrece sustento al PNR (Plan Nacional de Rehabilitación), muy popular
entre los últimos gobiernos y guía de políticas y frecuentes decisiones presupuestales.
4) Una cuarta escuela asocia la violencia con una rica mezcla de asuntos históricos,
económicos, culturales y sociológicos. Se trataría de un fenómeno multivariado,
complejo, conjunción de causas atadas de forma íntima. En el fondo, la violencia sería
el resultado de diversas formas de la injusticia social y económica, pero sus causas
inmediatas son múltiples, así que lo mejor es precisar las diferentes violencias:
política, guerrillera, los bandoleros, familiar, étnica, cultural, entre otras. Esta es
la conclusión de la comisión sobre la violencia creada por la administración Banco.
Como es natural, de este enfoque holístico es casi imposible establecer opciones
prioritarias de política para combatir la criminalidad.
Es interesante anotar que muchas de las explicaciones han estado dominadas por el
"deductivismo". Dicho de otra forma, tradicionalmente las explicaciones no se
han construido a partir de una confrontación rigurosa entre hipótesis y examen cuidadoso
de cifras y eventos. Esto es infortunado pues la pobreza "la ausencia del
Estado" y otros conceptos son susceptibles de medición y se pueden relacionar con
las cifras de la violencia ha sido secular (una "constante histórica") o si ha
tenido (como realmente ha sucedido) oscilaciones importantes.
La orientación del presente documento es otra. Aquí procuramos confrontar de manera
explícita las hipótesis con un examen metódico de las estadísticas. En particular,
contrastamos las predicciones de la teoría económica del crimen con las cifras
colombianas mediante el reporte de un trabajo econométrico reciente referido a diversas
causas eventuales de la criminalidad en Colombia, entendida como la comisión de
homicidios intencionales (calificados como delitos) o hurtos. Para ello se hace uso de una
batería de datos de homicidios, hurtos, población, indicadores económicos, sociales y
jurídicos de los departamentos colombianos de los últimos 20 años. |